Emilia Pérez: Lo Bueno, Lo Malo y Lo Peor
El musical narco francés y con perspectiva trans, ofrece un panorama 'peculiar' sobre este tema y también de México. Aquí la desgranamos de principio a fin.
Luego del horror de las elecciones en este país, y de la pesadilla que se nos viene, decidí perderme en una merecida caminata por el Parque Central para buscar un poco de cordura. Pero una vez que estaba por ahí, preferí ver Emilia Pérez (Francia, 2024), de Jacques Audiard y así olvidarme de todo, y vaya que así fue.
Como recordarán, las protagonistas se hicieron acreedoras al galardón de Mejor Actriz en el Festival de Cannes, así como su director ganó un premio también, y desde entonces han estado en el circuito festivalero alrededor del mundo cortejando a la industria, y al parecer esta ha sido bastante receptiva. Netflix compró el filme y decidió hacerlo su prioridad número uno para la entrega de los premios Oscar. ¿Será que esta es la película que estamos esperando en 2024? Tiene el sello de Cannes, además es en español, sobre México, con una protagonista trans por primera vez, también es un musical y con un director de primera, con estas virtudes, ¿qué tanto se puede equivocar uno? Un buen, ya que la cinta no está hecha para crear visibilidad o representación de los grupos que pretende explotar, sino para una industria moralina hambrienta por las mismas historias y prejuicios.
Filmada en su gran mayoría en Francia, Emilia Pérez se centra en Manitas Del Monte (Karla Sofía Gascón), un temido y sanguinario narcotraficante que decide someterse a una cirugía de reasignación de género, gracias al secuestro express de Rita (Zoé Saldaña), una abogada harta de defender a hombres abusivos de gran perfil económico. Ella se encarga de todo lo relacionado con la operación, así como de la nueva residencia de Jessi Del Monte (Selena Gómez), y sus dos hijos en Europa; a cambio, Rita recibe una gran cantidad de dinero que le permitirá una seguridad estable. Manitas ha muerto y con él todo el negocio se ha evaporado.
Después de unos años Rita y Emilia, se vuelven a encontrar y esta le pide que busque a su antigua esposa e hijos y los traiga a México. Una vez instalados, Emilia decide formar una organización sin fines de lucro, quizás para lavar su culpa ¿o dinero?, donde ayuda a quienes buscan a los desaparecidos de la guerra entre narcos. Aquí conoce a Epifanía (Adriana Paz), cuya honestidad traerá consigo una nueva oportunidad de amor para esta mujer trans adinerada. A la par Jessi reconecta con un tipo con quien tuvo una aventura mientras Manitas vivía, provocando el despertar de un monstruo que pensamos había muerto. Todo lo anterior se entrelaza con un sinfín de canciones, por llamarlas así, sin ton ni son. No solo Emilia Peréz nos sacó $17, sino que nos dotó con gran inspiración para desglosarla de arriba abajo.
Lo Bueno
Zoé Saldaña: Si alguien mantiene la cordura actoral y el eje narrativo en los tres cuartos de la cinta, es la actriz de origen dominicano. La energía y experiencia con la que Saldaña aborda a Rita, es asombrosa. De todas las nominaciones que la gente está gritando esta película se hará acreedora al premio Oscar, en mi opinión, esta es la más segura de ser reconocida. Y por si fuera poco, Saldaña realiza el único número musical (El Mal), en compañía de Karla Sofía Gascón, que visualmente merece la pena. En definitiva, Zoé es la estrella de Emilia Pérez.
Los consultores (mexicanos) en el guion: Si bien este es extremadamente problemático —da vergüenza en múltiples ocasiones—, una de las cosas menos mal es la inclusión acertada del lenguaje mexicano. Suponemos que el guion fue escrito en francés, para después llevarlo al español y luego darle una interpretación con algo de la idiosincrasia mexicana. Por ejemplo, el personaje de Saldaña es de la República Dominicana y estudió en Veracruz, y se apodera de los modismos mexicanos de manera efectiva y sin caer en lo caricaturesco.
Adriana Paz: Una de las mejores actrices mexicanas ahora mismo es ella, y en esta película lo demuestra. Paz aparece en el (terrible) tercer acto y desde su primera escena brilla increíblemente, no solo se gana la atención de Emilia, sino la de nosotros mismos. La subtrama de Epifanía, su personaje, es sumamente atractiva y si la hubieran desarrollado un poco más, el filme tendría un giro completamente diferente. Sin embargo, los genios de Emilia pierden una oportunidad y tristemente la desaprovechan al relegarla hasta el final, en donde ella tiene la última carcajada de todas las involucradas. Si quieren apreciar a Paz en todo su esplendor como actriz, chequen su película Hilda (2014), disponible en varias plataformas televisivas.
Lo Malo
La primera imagen: Como mexicano y no estoy solo en esto, viviendo en el extranjero uno está acostumbrado (e inmune) a las expectativas, los clichés, las imágenes, los prejuicios que le gustan tanto al mundo Occidental de nuestro México Lindo y Querido. Si bien algunas actitudes han cambiado en los últimos años, todavía existen ciertos aspectos de la cultura mexicana que este mundo blanco está obsesionado, y eso se refleja de manera casual en los medios de comunicación, y no se diga en el cine y por ende en la sociedad menos sofisticada. En algunos casos es inofensivo, y merece solo una mirada de exasperación y darnos la vuelta. Tal es el caso de la primera imagen de la película de Audiard, en la que se presenta a un mariachi con luces alrededor como si fuera un árbol de navidad, quizás es inocuo, pero revelador en cuanto a la historia que se nos presenta a continuación: un relato, que se pretende vender como mexicano cuando en realidad está hecho por extranjeros y pensado para este público.
Emilia Pérez: La concepción y el pobre tratamiento narrativo que enfrenta Karla Sofía Gascón con este personaje es demasiado cruel e insensible. Al comienzo el director francés nos brinda una idea de redención, de quien fuera un líder sanguinario y que ahora con una nueva misión en la vida, encontrar a los cientos de cuerpos de la guerra entre narcos, de la que ella fue parte. No obstante, nuestra heroína es realmente la villana de esta terrible obra. Al igual que en su película Dheepan (2015), Audiard nos presenta a un ex guerrillero que había dejado atrás el conflicto armado en Sri Lanka cuando en París, lo estaba esperando la violencia y la guerra. Quizás aquí la moraleja que se plantea es por más que alguien trate de cambiar, incluído de sexo, ese monstruo interno nunca muere. Algunos diálogos y sobre todo las canciones son absurdas y ofensivas para la comunidad transgénero. Emilia Pérez exige que la tomemos en serio (¡Ganamos en Cannes!), cuando lamentablemente ella es su propia enemiga.
Jessi Del Monte: Otra decepción súper clara del filme es el personaje interpretado por Selena Gómez. Se entiende que Jessi es pocha (estadounidense de origen mexicano), pero por más ganas que Gómez le imprima, y vaya que tiene fuerza actoral, sus diálogos en español son huecos y carecen de emoción. Esto no es una debilidad del actor, sino del director que no comprende a estas cuatro mujeres, no es su realidad. Jessi es bilingüe, no se siente cómoda en un mundo que solo habla español. Incluso en los momentos más íntimos, sus líneas resultan planas e intencionalmente cómicas pues no se entiende lo que dice y quizás ese era el objetivo, pero gracias a los subtítulos sabemos su sentir: “me duele la pinche vulva de solo acordarme de ti”. Una oportunidad más desperdiciada.
Lo Peor
El narco, la violencia, los y las desaparecidas: Cualquier película o documental que intente hablar de estos temas y no incluya la problemática de raíz (¡Hola Estados Unidos!), así como posibles soluciones, simplemente son parte del problema. Y no solo eso, se están beneficiando económicamente de las víctimas y de su dolor, de un movimiento que solo busca respuestas en donde las puede encontrar (equivocadamente). Con Emilia Pérez eso queda más que demostrado, pero también lo digo por los múltiples filmes de no ficción y narrativos que salen de México y que vendrán a los festivales de cine el próximo año a ofrecernos las mismas historias con cero empatía y sin ningún resultado.
El concepto musical: Mi teoría de cómo nació éste se debe primordialmente a los narcocorridos. Audierd seguro se obsesionó con la creatividad de los corridos mexicanos, y en la forma en que ciertas veces están dedicados a algunos narcotraficantes. No obstante, también relatan las aventuras y frustraciones de los inmigrantes en Estados Unidos, así como en su momento lo hicieron con los héroes de la Revolución Mexicana. De este modo, mejor usar canciones con diferentes ritmos musicales (nada que suena a mexicano), que nos ayuden a contar esta cruda historia tal y como lo hace un corrido. De hecho, varias de las canciones se rapean o medio se cantan, que no distan mucho de un corrido actual. Así que el concepto musical de Emilia Pérez, no es tán audaz como se nos está planteando. Es más, creo que la música sólo sirve de distracción para el espectador, y así no pensar o minimizar sus terribles errores.
Las letras: Inmediatamente cuando apenas se dejan escuchar las primeras notas, uno entiende que quien escribió las letras no tiene un comando del español fuerte, ya que escasean de sentido, ritmo y suenan bastante infantiles, ridículas y ofensivas. Cuando escucho a Selena cantar sobre su barranca, ¿me preguntó, a qué se refiere con eso? El hijo de Emilia le canta —más bien susurra— que no solo huele a hombre ¡sino a guacamole! Solo un extranjero diría eso, porque de seguro lo hizo con ajo. Pero las más humillantes son las canciones en torno a la cirugía de reasignación de género y a su nuevo ser, de un terrible mal gusto. Quien asesoró a los letristas de manera musical y culturalmente necesitan quitarlo de su résumé.
La iluminación y la fotografía: La cinta francesa mantiene ese filtro sepia que tanto gusta a los cineastas foráneos y algunos locales también, para describir a América Latina. Esta región del mundo es mucho más colorida que las películas de Pedro Almodóvar, se los juro. Lo mismo da Lima, que Ciudad de México o Sao Paulo, el lente que usan es el mismo: tercer mundo y pobreza. Salvo los buenos encuadres que obtiene Saldaña, la iluminación es escasa. Y claro que existen los buenos movimientos de cámaras en un par de números musicales, cuya estética es bien lograda, pero en la gran mayoría carecen de conexión entre sí y su aproximación más cercana serían los vídeos musicales de los años 90, tal vez es el estilo y tono que deseaban explorar.
El futuro: ¿Qué pasará con Emilia Pérez? Debido a los tiempos que estamos viviendo en Estados Unidos, y todo el acoso que recibió la comunidad tránsgenero durante las pasadas elecciones, envejecerá bastante rápido. Si bien es la representante de Francia ante los Oscar, no dudo que consiga colarse entre las 15 semifinalistas que se darán a conocer en un par de semanas. Y entiendo que al parecer es un año flojo entre las películas del 2024, y que puede resultar el gran éxito que espera Netflix, pero a medida que más gente la vea —fuera de la industria y los festivales—, creo que sus posibilidades caerán paulatinamente.
Emilia Pérez se estrena este miércoles en Netflix a nivel mundial.