De Viajes y Cine: En Casa de Tin Tan
La exposición Tan Tin Tan, un Mexicano del Siglo XXI del año pasado, fue un valioso recordatorio del legado del cómico que se niega a desaparecer.
A propósito del ciclo Spectacle Every Day: Mexican Popular Cinema, que ayer llegó a su fin y de lo bien que fue recibida, una de las películas que más destacó y además formó parte de su noche inaugural fue El Rey del Barrio (1949). Esta es una simpática comedia ingeniosa protagonizada por Germán Valdés Tin Tan, quien fue uno de los grandes representantes del cine popular en México y cuyo talento quedó demostrado con esta proyección en el Lincoln Center. Por tal motivo, no dude en rescatar unas notas y fotos sobre la exposición que aconteció el año pasado en conmemoración del 50 aniversario de la muerte del cómico mexicano.
En una visita el año pasado durante las festividades de Día de Muertos en la Ciudad de México, asistí a la exposición dedicada al comediante chilango-fronterizo por excelencia. Tan Tin Tan, un Mexicano del Siglo XXI, título acuñado por el intelectual Carlos Monsiváis es en referencia a que el actor estaba adelantado a su tiempo: lo mismo cantaba que bailaba, era un poeta urbano con un estilo lingüístico único.
La avenida donde se encuentra el hoy Museo Kaluz (Av. Hidalgo 85) y al parecer donde nació Tin Tan, ha sido rehabilitada al igual que esta joven institución cultural y el barrio en general. A principios de siglo, este predio era una vecindad (exacto, como la del Chavo del 8), en donde en 1915 nació Tin Tan y vivió su niñez; décadas más tarde se convirtió en un tipo hotel, Hospedería de Santo Tomás de Villanueva. En pocas palabras, Tin Tan regresó a su casa.
El ahora museo de arte contemporáneo, se localiza en pleno corazón de la colonia Guerrero, y es un edificio muy bello de una arquitectura típica del Centro Histórico. Y como muchos de su tipo, tiene una plaza o patio central (durante mi visita tenían aquí una colorida y monumental ofrenda de Día de Muertos dedicada al cómico mexicano), y en los que solían ser cuartos o habitaciones ahora son las salas de museo.
La exposición temporal contaba con cerca de 200 piezas de alrededor de 25 colecciones públicas y privadas. Entre lo mostrado, y típico de estas muestras de celebridades, no podían faltar los objetos personales (una colección de cámaras interesante), cartas y fotografías del comediante antes de llegar al estrellato, así como memorabilia de los filmes que protagonizó.
Quizás porque creció en Ciudad Juárez, Chihuahua, Tin Tan adoptó el estilo y moda de los mexicoestadounidenses de aquella época, que se decían ser pachucos, una palabra que tenía ciertas connotaciones negativas. Durante muchos de sus diálogos, era común escucharlo tirar una que otra palabra en inglés y otras las adoptó ingeniosamente a nuestra lengua.
Ya para la década de los 60 , la imagen de Tin Tan estaba en decadencia y la calidad de sus películas dejaba mucho que desear. Sin embargo, encontró en el doblaje animado un éxito inusitado entre el público infantil, que muy pocos alcanzaron en ese tiempo. Fue en El Libro de la Selva (1967) y Los Aristogatos (1970), ambas de Disney, que rehabilitaron su imagen y que hasta ahora siguen presentes.
No solo prestó su voz sino que se aventó un par de canciones, que recordamos quienes crecimos en la década de los 80 en la Ciudad de México, ya que este par de películas no faltaban en los repertorios de las matinés infantiles domingueras de varios cines. En otras palabras, forman parte de nuestra iniciación en este mundo al que llamamos séptimo arte.
Aquí una de mis piezas favoritas de toda la muestra, en un claro homenaje a su trabajo dando voz a Baloo, y a su foto más reconocida. Entre sombras y claroscuros, la dualidad entre persona y personaje, siempre es una incógnita.
Al terminar de recorrer los pasillos de la muestra, uno adquiere cierto conocimiento de quién fue Tin Tan, este antihéroe urbano, con un sarcasmo representativo de la capirucha, al que muchos llamaron vulgar y con varias películas mediocres o repetitivas según los críticos, pero nadie puede negar su cercanía con el pueblo; un genio en toda la extensión de la palabra, cuyo principal error fue estar adelantado a su tiempo.